jueves, 8 de marzo de 2012


Declaración de la Colectiva Mujer y Salud,

Día Internacional de la Mujer 2012


En ocasión del Día Internacional de la Mujer, y a pocos meses del certamen electoral supuesto a representar el compromiso de la nación con los valores de la igualdad y la democracia, resulta oportuno evaluar la situación de la población femenina más allá de pronunciamientos frívolos y demagogias electoreras.


Las mujeres dominicanas hemos sido esforzadas participantes en las luchas por la igualdad de género que caracterizaron la mayor parte del siglo pasado en todo el mundo, y gracias a esas luchas obtuvimos avances significativos en materia legislativa, ingresamos masivamente a la educación superior y al mercado de trabajo, y logramos visibilizar la violencia contra las mujeres como un grave problema social.


Pero estos logros no deben ocultar las grandes limitaciones que siguen lastrando nuestro ejercicio ciudadano. A 70 años de la obtención del sufragio y 30 años de la institucionalización de las políticas de Estado hacia las mujeres con la creación de la Dirección General de Promoción de la Mujer (DGPM), las mujeres apenas representamos el 9% del Senado, el 21% de la Cámara de Diputados y el 7.7% de las alcaldías, cifras casi tan bajas como el 14% de las carteras ministeriales (y éstas todas en áreas tradicionalmente “femeninas”, como son Educación, Educación Superior y Ministerio de la Mujer).


El escaso compromiso de nuestra clase política con la institucionalización de las políticas de igualdad de género se puede apreciar en el patético 0.08% del presupuesto nacional asignado al Ministerio de la Mujer en el 2010, así como en la absoluta falta de voluntad política para enfrentar con seriedad los aterradores índices de violencia de género.


La escalada en el número de agresiones de pareja y de feminicidios, que nos sitúa entre los primeros lugares a nivel mundial, junto a la epidemia de incestos y violaciones de niñas, constituyen una verdadera emergencia nacional (otras manifestaciones del fenómeno, como las violaciones de mujeres adultas y el hostigamiento sexual, permanecen mayormente invisibilizadas).


En lugar de enfrentar esta crisis con voluntad y presupuestos conmensurables a la magnitud del problema, tenemos una Procuraduría de la Mujer con asignaciones presupuestarias insignificantes que, al igual que el Ministerio de la Mujer, depende de donaciones internacionales para subsistir. En este gobierno como en todos los anteriores, las instancias estatales encargadas de promover los derechos de las mujeres son las pordioseras del sistema.


Otro ámbito que debiera declararse en emergencia nacional es el de la salud y los derechos reproductivos, como atestiguan las 173 muertes maternas reseñadas por las estadísticas oficiales para el 2011 (probablemente subestimadas y casi todas prevenibles), así como el 21% de adolescentes que son madres o están embarazadas. Es en la reducción de esta cifra donde tendría que empezar la verdadera lucha contra la pobreza, aunque carezca del atractivo clientelar de otros programas. Agréguese a lo anterior que esta semana nos enteramos de que por primera vez en nuestro país la tasa de VIH en mujeres supera la de hombres, y que las principales causas de esta situación son la violencia sexual y el desequilibrio de poder en la pareja, que impide a las mujeres negociar el uso del condón.


No podemos, pues, permitir que este 8 de Marzo se celebre con palabrería hueca y triunfalismos baratos, mientras las mujeres seguimos cargando solas con las tareas domésticas y de cuidados, y mientras el machismo caricaturesco que caracteriza la sociedad dominicana siga siendo visto como asunto folclórico.


Esperamos, por el contrario, que este Día Internacional de la Mujer sea ocasión para una reflexión seria y ponderada sobre los logros alcanzados y las metas por alcanzar en nuestra lucha por la justicia y la equidad.


No hay comentarios: